jueves, 4 de junio de 2009

Nietzsche y las apariencias

"En la vida suprema de esa realidad onírica tenemos, sin embargo, el sentimiento traslúcido de su apariencia... El hombre filosófico tiene incluso el presentimiento de que también por debajo de esta realidad en que vivimos y somos, yace oculta una realidad del todo distinta, esto es, que también aquella es una apariencia: y Schopenhauer llega a decir que el signo distintivo de la aptitud filosófica es ese don gracias al cual los seres humanos y todas las cosas se nos presentan a veces como meros fantasmas o imágenes oníricas. La relación que el filósofo mantiene con la realidad de la existencia es la que el hombre sensible al arte mantiene con la realidad del sueño... Y no sólo acaso las imágenes agradables y amistosas las que él experimenta en sí con aquella inteligibilidad total: también las cosas serias, oscuras, tristes, tenebrosas, los obstáculos súbitos, las bromas del azar, las esperas medrosas, en suma, toda la 'divina comedia' de la vida, con su Infierno, desfila ante él, no sólo como un juego de sombras -pues también él vive y sufre en esas escenas- y, sin embargo, tampoco sin aquella fugaz sensación de apariencia."
FRIEDERICH NIETZSCHE, El nacimiento de la Tragedia.

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