jueves, 4 de diciembre de 2008

¿Me preocupo si baja el Merval?

Bajan las bolsas mundiales; todos corren, no sé a dónde; los gobiernos salen a bancar a los bancos; algunos no son bancados y caen; las bolsas mundiales caen más; el riesgo país sube, como los alquileres, pero baja el valor de los inmuebles (al menos en Miami); el INDEC marca que el índice de desocupación es del 7,8%; suben los precios, bajan los sueldos; Maradona a la selección; todos entendemos de efedrina pero no sabemos quién mató a los 3 jóvenes; Obama gana las elecciones presidenciales en EEUU; sigue desaparecido Julio López, entre otros miles (parece que en el único lugar donde aparecen los secuestrados es en Vidas Robadas); le dan el alta a Charly García; Lanata hace teatro de revista; se estatizan las jubilaciones, pero Cristina se enoja con el término entonces dice que la plata es de los jubilados; los jubilados apenas recuerdan lo que es la plata; se intenta bajar la imputabilidad de los menores desde el gobierno porteño; paro de los docentes; paro del campo; crisis financiera mundial; todos los trabajadores están con miedo de perder su empleo; el dólar sube, el dólar baja, el euro también, pero independientemente del dólar; se mató el Malevo Ferreyra por tv; Argentina pierde la Copa Davis; Ramón Díaz cerca de River; Facebook es más eficiente que muchos fiscales; nuevo violador, ahora en Recoleta; secuestran y asesinan a otro joven; Labruna cerca de River; todos sabemos quién es Kitu; citan a Riquelme a la Justicia por incitar a la violencia; Diego Capusotto gana el Clarín de oro; Gorosito cerca de River; echaron a Picolotti; mueren sindicalistas por las mismas peleas de siempre; Cristina se junta a tomar el té con Ingrid Betancourt y con Madonna en Casa de Gobierno; se cumple un nuevo aniversario del Corralito... Y la lista sigue.
Mientras tanto vos estás en tu casa, trabajás, estudiás, criás hijos, sos desocupado, vivís en pareja, solo, estás casado, divorciado, tenés auto, andas en colectivo, bicicleta, caminás, alquilás, tenés tu casa, reís, llorás, sos felíz, la remás, creés que todo puede cambiar, sos más bien pesimista, etc. Pero todos los días prendés la tele y ahí están: los que te informan, los que te cuentan cómo va todo, los que de un día para el otro se olvidan de todo lo que ayer contaron, de todo aquello que dijeron, de lo que te metieron en la cabeza, de todo aquello por lo que te preocuparon y que durante algunos días se habló, se discutió, etc. Pero hoy nadie recuerda muchas cosas que se tomaron como noticia, menos aquellas similares pero que ni siquiera trascendieron, como lo que pasó con Botnia y con todas las papeleras que aún hoy siguen contaminando (no se sabe si las cerraron o si siguen funcionando normalmente); o lo que pasó entre el campo y el Gobierno (recordemos lo que fueron todos esos días de paro, de cortes de ruta, toda la comida desperdiciada, todos los medicamentos sin entregar, y finalmente nadie comenta si todas esas decisiones sirvieron para algo); lo que pasa con la soja después de que en un informe que un programa de televisión puso al aire se declaraba que todo el proceso de producción era cancerígeno para quienes trabajaban en él y para quienes vivían en zonas aledañas a las plantaciones (nadie sabe si se regularizó y se cerró la producción o sigue siendo aún hoy, y a costa de algunas vidas, el producto con mayor índice de exportación del país); o lo que pasa con el tren bala (la mayor cantidad de dinero tirado a la basura por el Estado, millones de dólares invertidos en algo que el común de la gente no va a poder utilizar por ser inaccesible económicamente, en un país en el que un gran porcentaje de su población no come todos los días); o lo sucedido con las amenazas de muerte que recibió el magistrado de un juicio político contra militares de la dictadura realizadas por parte de una mujer ligada a la ultraderecha (evidentemente no tiene costo todo eso, con pedir disculpas alcanza para que Cecilia P. -no la nombro del todo porque me da miedo- pueda seguir con su vida normalmente); o lo que pasa con las Sofías de Argentina (está bien, de Sofía se habla, pero no sabemos realmente cuántas personas hay desaparecidas, o cuántas son las que mueren por día y no nos enteramos, o que nos enteramos pero ya olvidamos, porque no recordamos sus nombres o porque nunca los supimos). Y la lista sigue.
Todo esto es sólo por nombrar algunas de las cosas por las que nos alarman, nos agobian, nos meten en la cabeza, pero que ante una nueva noticia, importante o no, son reemplazadas y pasan al olvido. Como también olvidamos que hay gente que trabaja, que es honesta, que estudia, que es solidaria, que se preocupa por los demás, que educa, que cumple, que da vida, que produce, que intenta todos los días levantarse con una sonrisa y con buen ánimo a pesar de haberse ido a dormir con todo lo malo que el día anterior nos dejó. Pasa que no es noticia que alguien realice un acto solidario, si no que alguno mató a otro por causa del paco. Pasa que no es noticia el que se levanta a las 5 de la mañana para ir a trabajar, si no el que a la misma hora un grupo de jóvenes conduciendo un auto a alta velocidad choca en Av. Santa Fé por conducir ebrio (se acuerdan…?).
Está bueno denunciar, informar, creer, decir, opinar, pensar, debatir, jugársela por un pensamiento u opinión, etc. Pero creo que la mayoría de los medios de comunicación que estamos acostumbrados a consumir no trabajan en pro de eso. No digo que no sea cierto que caen las bolsas mundiales ó que los docentes hacen paro, digo que nadie se dedica a informar, a analizar, a desmenuzar los hechos y explicar lo que sucede para que todos podamos entender. Lo único que se hace es leer titulares, mientras más llamativos mejor, sentenciando a cada noticia con una notoria bajada de línea editorial, para transmitir su parcialidad y hacer que nosotros también creamos y veamos parcialmente a la realidad. Y creo también que cada noticia es una alarma, a veces con razón, otras, no podría asegurarlo.
Las alarmas sirven para llamar la atención. Depende de cada uno de nosotros a qué le queremos prestar atención.
Ahora, pregunto:
¿ME PREOCUPO SI BAJA EL MERVAL?