viernes, 11 de septiembre de 2009

Editorial Deseo - Programa 09-09-09

El tema no es querer algo y tenerlo. No significa que porque tus ganas estén, con eso alcanza. No es soplar y hacer botellas. Está bueno tenerse fé, y creer que si le ponés empeño a algo, ese algo va a salir, o que si pensás tanto en eso que querés lo vas a tener.
Pero bueno, ahora vayamos a la realidad.
En principio, somos de ir por la vida buscando cosas. Uno no sabe bien por qué pero lo hace, está establecido en el libro no escrito de las leyes sociales. Y conscientes o no, andamos detrás de la zanahoria sin ser burros, aunque muchas veces nos parecemos. Sobre todo porque no sabemos qué buscamos pero vamos detrás del premio. Ahora, cuál es la recompensa si no sabemos lo que queremos?Pasamos mucho tiempo intentando ir hacia algún lugar, tratando de no corrernos demasiado de lo establecido, creyendo que nuestro norte es el de la mayoría, inclusive peor, sin saber siquiera dónde está el norte... Moverse está bueno, algunos dicen que con ir en la búsqueda de algo ya alcanza. El tema es focalizar el movimiento inicial. Si hay movimiento hay intención, entonces podríamos decir que hay deseo. Pero sirve el deseo si apuntamos hacia el lugar equivocado? Sirve el deseo si la acción no se concreta? Sirve ir hacia allá sin siquiera preguntar por qué nos estamos moviendo?
Por suerte en un rato juega la selección y podemos poner todos nuestros deseos en los jugadores... No sea cosa que la frustración de lo no cumplido sea por nuestra culpa...
El norte? Para dónde quedaba en norte?

martes, 8 de septiembre de 2009

Silencio

En teoría, somos dueños de hacer y deshacer a nuestro antojo, siempre dentro de ciertos límites. Entonces podemos ir hacia allá, volver, jugar, leer, descansar, escribir, pensar, decir, callar. Y es esta última opción la que me interesa. Decidir callar es optar por el silencio. O es decidir hacer tanto ruido como el silencio puede generar. Se lo toma como signo de fragilidad, como un reflejo de nuestra incapacidad de decir, sin tener en cuenta el significado que en sí mismo posee, como si callarse no estuviese cargado de connotaciones.
Puede dejarnos sin respuestas, puede dejar abierta la puerta a miles de preguntas; algunas veces necesita ser explicado, en otras las palabras sobran; pide ser respetado o pide a gritos una reacción; a veces denota ignorancia, otras quiere ignorar; es tan necesario por momentos y genera un vacío tan grande en otros que se torna casi insoportable. Puede ser disfrutado o puede ser insostenible. Es la respuesta más sórdida para quien busca una palabra como respuesta. Paradójicamente, muchas veces lo pedimos a gritos. Quienes conviven con el dicen que desde allí no hay retorno. Puede ser el comienzo de algo, puede ser una pausa en el discurso para enfatizar lo que sigue, o puede suceder al punto final, dándole a este último sentido.Algo que nos genera tantas cosas no puede ser del todo bueno o del todo malo, sí es recomendable prestarle atención. Lo ideal es saber manejarlo, pero a veces es muy difícil entender los silencios, sobre todo cuando estamos tan acostumbrados a que las respuestas vienen desde alguien más o de alguna explicación casi tangible.
Enfrentarse al silencio es casi enfrentarse a uno mismo. Y para muchos, a veces, es mejor hacer ruido...