miércoles, 13 de mayo de 2009

Texto apertura 13-05: Casualidad - Causalidad

Si intentásemos explicar la vida como una serie de sucesos acontecidos por casualidad, nada tendría sentido. Sería sólo cuestión de dejar que las cosas sucedan y que el tiempo pase. Las acciones propias perderían su significado, la finalidad, su razón de ser, porque sería el azar el que rija nuestra vida. No existirían los proyectos, el futuro sería incierto, nada se haría con intención y nadie sería responsable de sus actos.
Mirando desde otro ángulo e intentando explicar las cosas mediante sus causas y efectos, es donde el hombre quizá encuentre más sentido a todo. Las acciones, en este marco, tendrían una dirección, apuntarían a encontrar un fin escondido en el deseo inicial. Hacer o no hacer tendría su costo, no daría todo lo mismo, la ciencia estaría justificada, los psicoanalistas tendrían más trabajo porque el hombre preguntaría sobre su propia existencia.
Los que depositan su futuro en creencias, religión o algo superior a ellos mismos, estarían en un punto medio. Su vida estaría encaminada, guiada porque es voluntad de algún dios que así sea, pero a la vez no dejarían de actuar buscando ser reconocidos en buenas acciones e invirtiendo así en su vida eterna. Es decir: la vida terrenal sería de paso, invierten aquí para garantizarse un lugar en el cielo.
Aún así, encolumnándonos detrás de alguno de estos tres modos o no, hay cosas que ni el azar ni la ciencia, quizá sí la religión, pueden contestar. (N. de A.: Quizá sí la religión porque muchas veces su argumento es 'porque si', si es que se puede llamar a eso argumento).
El tema es que, ¿quién puede explicar por qué nacimos donde nacimos, o por qué 'me tocó' nacer el día en el que nací? ¿Por qué tengo la familia que tengo y no la que elegí? ¿Por qué no puedo ser dueño de todas mis volutandes pero mucho depende de lo que yo haga por ellas?
Por casualidad o no estamos hoy acá y ustedes del otro lado, aún sin definirnos como causales o casuales.
Si tienen ganas, pasen y vean.